El Coloso de Santa Úrsula

Debido al crecimiento desmedido del americanismo en todo el país, surge la necesidad de construir para el América un estadio propio, para albergar a su gran afición.

Es así como a principios de los años 60’s es aprobado y comienza a desarrollarse el proyecto del Arquitecto Pedro Ramírez Vázquez.

Centenares de trabajadores se dan a la tarea de erigir el “Coloso de Santa Úrsula”, ganándole espacio al terreno volcánico, hasta consumar la obra, que aún en sus inicios se convirtió en orgullo de la arquitectura mexicana a nivel mundial.

El domingo 29 de Mayo de 1966 es inaugurado el Monumental Estadio Azteca, casa del americanismo y catedral del fútbol mexicano. El juego inaugural estuvo a cargo de la escuadra azulcrema ante el Torino de Italia.

El primer gol fue obra del “Bebé de chocolate” Arlindo dos Santos y cerró la cifra “El lobo solitario” José Alves, para confeccionar un 2 por 2 definitivo.

Desde entonces nuestro estadio ha sido digno escenario de dos Campeonatos Mundiales de la FIFA (México ’70 y México ’86) Un Mundial Femenil (México ’71), un Mundial Juvenil (México ’83), unos Juegos Olímpicos (México ’68), una Copa Confederaciones (México ’99), unos Juegos Panamericanos (México ’75), eliminatorias mundialistas y olímpicas, eventos musicales de primerísimo nivel internacional , encuentros religiosos, visita de S.S. Juan Pablo II, programas masivos altruistas, entre otros.

En el Estadio Azteca, América ha obtenido ocho de sus diez títulos de Liga, un torneo de Copa, cinco torneos de CONCACAF, dos Copas Interamericanas, y se han disputado seis Copas Libertadores de América.

Actualmente la casa del americanismo, el Estadio Azteca, cuenta con una capacidad para 104,000 personas.

Si bien, los estadios del mundo se han convertido en autenticas joyas arquitectónicas con alardes de funcionalidad y tecnológica, el Estadio Azteca ha sabido defender su esencia conservando sus orígenes, sin dejar atrás la modernidad y la constante remodelación.

Nuestro estadio conserva ese aire clásico, como si el tiempo no hubiera pasado por él, a diferencia de los estadios modernos del mundo, al Azteca lo hace diferente su rica historia. El mejor estadio para el mejor equipo.